El DAO engloba todo

El DAO engloba todo

Aprendí a apreciar el vacío cuando ordeno un ramo de flores. Aprendí a hacer las regulaciones de las energías en primavera/verano y en otoño/inverno. Aprendí que el pulso debe estar con- forme con la estación.

Aprendí que es necesario para la formación de la vitamina D que haya sol. Aprendí que el clima influye en el ánimo de las personas. ¿Quién se pone alegre en los países nórdicos si el invierno dura casi 6 meses?.

Aprendí que en las mujeres embarazadas es importante fomentar la sangre y no el Qi. Y que los tornados giran en el hemisferio norte en sentido anti horario, igual que los desagües, porque no podemos olvidar que la tierra gira alrededor del sol.

El sol es como un representante del cielo, lo que nos acerca obligatoriamente a ampliar la consciencia hacia las guías superiores. 

Estos pocos ejemplos ilustran cómo el ser humano depende de la naturaleza y a la vez está inmerso en ella.
A pesar de que la naturaleza nos muestra sus maravillas todos los días, el sentirse universal, en el sentido de tener consciencia de que vivimos y formamos parte del cielo, del universo, queda lejos del pensamiento de la inmensa mayoría de la población. ¡Y vivir en el sentido del DAO! Ni se nos pasa por la cabeza. 

Protágoras de Abdera, (c. 485 a. C.- c. 411 a. C.) afirmaba: “El hombre es la medida de todas las cosas”. Me atrevo a afirmar que hoy día su pensamiento sigue vigente. Creemos que el hombre debe guiarse por el hombre. Y no cómo afirma la sabiduría del DAO: “El hombre se guía por la Tierra…” 

Si no hay nada por encima del hombre, ¿quién le puede guiar? Entonces es tan parecido a Dios, que se confunde con Dios. Puede destruir y crear. Bueno, crear más bien poco, porque depende siempre de que le echen una mano; en cambio la capacidad destructora del ser humano no conoce límites. Explota la naturaleza, explota a sus semejantes, parece que está en estado de competición, de guerra,… continuamente.

Solo hay que ir a cualquier periódico o informativo. Aprendí a través de la lectura del DAO TE JING, y prefiero la orientación que me viene dada de la filosofía taoísta y oriental: Ceder y adaptarse a las circunstancias, descansar si hace falta (va por un amigo), sobre todo en invierno, para así renovarse y poder enfocar una nueva primavera. Darle la bienvenida a cada día, como invitado que acude a la fiesta de la Creación. 

Por Rolando Geider