LA DINÁMICA ENERGÉTICA DE LA ALIMENTACIÓN. De Daverick Leggett.

LA DINÁMICA ENERGÉTICA DE LA ALIMENTACIÓN. De Daverick Leggett.

Me ha parecido interesante compartir este artículo del Boletín nº 10 de la Apse. El artículo, de Daverick Leggett, fue publicado en el Shiatsu Society News (verano de 1999, nº 70) y Raquel Delgado y Ricarso Fisas fueron los traductores en la Primavera del 2001 para el Boletín de la Apse. Puede ayudarnos a ilustrar el despertar de la energía tierra que se produce antes del verano, y que está llamada a ejercer de base sólida para que la energía madera pueda llegar a su mayor expansión y convertirse en el fuego del verano. Nos orienta sobre cómo mejorar esta dinámica con sencillas nociones y consejos.

Si te gustaría aportar un texto o sugerir un artículo para que lo publiquemos en el Blog de Apse, háznoslo saber a comunicaciones.apse@gmail.com y lo vemos juntos!

La alimentación es una de las ocho ramas de la Medicina Tradicional en el Extremo Oriente, junto con disciplinas como la Fitoterapia, la Acupuntura y el trabajo corporal. Un conocimiento de la bioenergética de los alimentos puede complementar profundamente las aptitudes del practicante para ayudar a sus clientes. Este artículo propone adoptar unas directrices para aconsejar sobre la dieta y trabajar exitosamente con la alimentación.

Deja que los alimentos sean tu medicina y que la medicina sea tu alimento” dijo Hipócrates. Esta idea raramente es sugerida por los médicos occidentales, en cambio encajaría bien en China donde se considera tradicionalmente que el médico diestro “debería primero entender la patogénesis de la enfermedad, y después tratarla con la dieta, usando medicinas solamente cuando la alimentación falle”. El artículo examina el rol que desempeñan los alimentos en nuestro bienestar desde la perspectiva de la Medicina Tradicional China.

El Bazo.

Siendo niños aprendemos a adaptarnos a cualquier medioambiente en el que nacemos. Cuando nos adaptamos a nuestro entorno y encontramos nuestras necesidades, estamos desarrollando la energía de nuestro Bazo. Siempre que las fuentes de nutrición sean adecuadas y estén disponibles podremos desarrollar nuestro Bazo con éxito. Inicialmente dependemos de la leche de nuestra madre y de la nutrición y soporte de nuestros padres. Gradualmente vamos desarrollando habilidades para digerir alimentos más complejos y para cuidar de nosotros mismos. Alrededor de los siete años, el Bazo alcanza su completa madurez, por ello estos tempranos años son críticos para el desarrollo del Bazo. El desarrollo del Bazo podría considerarse como nuestro crecimiento de la dependencia hacia la independencia, pasar de que nos den soporte a darnos soporte a nosotros mismos. Las funciones del Bazo son adaptación, nutrición y soporte. Como veremos, estas funciones están expresadas a un nivel fisiológico, anatómico, mental y espiritual.

 

Cuando comemos, la cuestión a menudo tendría que ser, no tanto si un alimento es bueno para nosotros, sino cuán fuerte y hábil es nuestro Bazo para extraer los nutrientes del alimento. El primer paso para comer bien no debería suponer para nada el cambio de nuestra dieta, sino más bien fortalecer y mantener nuestro Bazo. Veremos cómo hacerlo más adelante.

La manifestación física del Bazo como proceso digestivo es expresada a un nivel mental como los procesos de pensamiento. El Bazo gobierna nuestra habilidad para estudiar y concentrarnos, para procesar información. Aunque a primera vista no lo parezca, los procesos digestivos y de pensamiento son muy similares. Cuando leemos un artículo (éste por ejemplo), tenemos que adaptar las palabras (alimento) en elementos con sentido (sustancias de nutrición) y después almacenarlas o usarlas. Reconocemos esta conexión cuando decimos: “este libro es difícil de digerir” o “necesito tiempo para masticar ésto”. La función del Bazo es adaptar ambas, comida e información, y convertirlas en algo que podamos utilizar.

Hay otras formas en que podemos observar la conexión entre comer y pensar. Comer en exceso por ejemplo, puede hacer a la mente perezosa; estudiar demasiado, a menudo produce ansias por comer alimentos dulces; aburrirse demasiado (una manera de pensar liándose), puede fácilmente anudar mi sistema digestivo. Nuestras capacidades de concentración y de digestión están relacionadas y se influencian la una a la otra. A un nivel emocional, el Bazo se expresa como nuestra habilidad para satisfacer nuestras necesidades, para obtener y proporcionar nutrición emocional y soporte.

 

Cuando nuestras necesidades están satisfechas nos sentimos nutridos y con soporte, confortables y seguros en nuestras vidas. A menudo, confundimos necesidades emocionales y nutricionales, comiendo cuando de hecho lo que necesitamos es confort, o tal vez utilizando la comida para suprimir sentimientos como la frustración o el deseo. Desde el momento en que por primera vez mamamos del pecho de nuestra madre, la unión entre comida y bienestar está establecida.

Por lo tanto, nuestra habilidad para encontrar y recibir nutrición emocional está íntimamente ligada a nuestro sistema digestivo. Desde que nos destetamos de nuestra madre, y más tarde, de nuestro hogar paterno, desarrollamos un hogar interior y una madre interior que llevamos dentro de nosotros como una constante fuente de nutrición y soporte. La madre y el hogar interior son una buena descripción del rol del Bazo. Es fácil observar cómo la calidad de nuestra temprana nutrición, tanto física como emocional, influye profundamente en nuestra habilidad para desarrollar ese sentimiento interno de soporte en uno mismo. Nuestra creencia de que necesitamos nutrición y nuestra confianza en que siempre habrá suficientes nutrientes disponibles, son elementos clave para desarrollar un Bazo fuerte.

Hemos visto la expresión fisiológica del Bazo como un proceso digestivo. Anatómicamente, el Bazo se expresa como la fascia y el tejido blando. Las fascias son redes continuas de envolturas húmedas y membranosas que conectan la totalidad del cuerpo y sostienen todo confortablemente en su sitio. Sin las fascias, nuestros cuerpos no tendrían tono y nos colapsaríamos. La fascia expresa la función del Bazo de soporte y contención.

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Foto de Alex Green en Pexels

Cuando nuestras fascias están relajadas y sin constricción, todos los sutiles y grandes movimientos del cuerpo son suaves y fáciles. Nuestros miembros tienen una amplia gama de movimientos flexibles y nuestros órganos tienen soporte en sus funciones. Hoy en día, las personas que trabajan en prácticas corporales son conscientes de que el estado de nuestras fascias, retorcidas y tensas o relajadas y extendidas, está en estrecha relación con nuestras más profundas emociones. Cuando las fascias están libres nos sentimos tonificados y confortables en nuestros cuerpos, con soporte desde dentro. Estamos “como en casa” en nuestros cuerpos, confortables desde dentro con quien somos “en nuestra carne”. Estando “en casa” dentro de nuestros cuerpos, es una expresión de un Bazo fuerte.

Un estilo de vida para dar soporte al Bazo.

Cuanto más fuerte es nuestro Bazo, más capaces somos de absorber y utilizar el alimento que comemos. Entonces, ¿cómo podemos fortalecer y mantener nuestro Bazo? Esta pregunta puede ser respondida a diferentes niveles.

Físicamente, al Bazo le gusta llevar una vida sensual, tocar y ser tocado, y estirarse. Los estiramientos relajan las constricciones en el tejido conjuntivo y proporcionan un tono relajado a nuestros miembros y órganos. Todos los ejercicios ayudarán al Bazo, proporcionándole su equilibrio con estiramientos y relajación.

El masaje también puede ayudar, liberando los estancamientos y obstrucciones de nuestros músculos y animándonos a suavizarnos en el fondo de nosotros mismos. Al Bazo le gusta el contacto físico que le nutre y “un abrazo cada día” es definitivamente una buena medicina para el Bazo. Así sea el trabajo corporal: cualquiera que sea nuestro tratamiento, el impacto del tacto es nutrir el Bazo y conectarnos con nuestro cuerpo.

Mentalmente, es una ayuda entrenar nuestra mente igual que ejercitamos y estiramos nuestros cuerpos. Por otro lado, un exceso de uso de nuestra fuerza mental (por ejemplo, prolongados periodos de estudio, o trabajos que nos suponen estar horas sentados y procesando información u obsesionarnos con nuestros problemas) pueden debilitar nuestro Bazo. Es importante equilibrar trabajo mental con ejercicio físico y aire fresco.

Una vida estructurada puede ser considerada como una vida que da soporte al Bazo. Estructura y rutina nos pueden proveer de una sólida conexión con la tierra, en la naturaleza caótica de la vida diaria. A través de la rutina, nos damos a nosotros mismos un constante, seguro y fiable lugar en nuestras vidas, un soporte externo para nuestro Bazo.

Emocionalmente, podemos explorar y cumplir nuestras necesidades. Para algunos, ésto puede significar simplemente ser amables con ellos mismos, tratarse bien; para otros unirse a un grupo de soporte; para otros puede significar encontrar caminos para una realización más profunda en sus relaciones con los demás y con uno mismo. Cuestiones de seguridad, de confianza y nuestras creencias sobre escasez y abundancia son también parte del territorio emocional del Bazo.

Dinamica Energética de la Alimentación

Foto de Liza Summer en Pexels

Finalmente, el Bazo pertenece al elemento Tierra. La Tierra como nuestra proveedora de nutrición y soporte, nuestra verdadera madre. Es a través de nuestra conexión a la Tierra y a la madre divina que el Bazo encuentra su expresión espiritual. Podemos hacer un gran trabajo para dar soporte a nuestro Bazo cuidando nuestras relaciones con la Tierra.

Cuidar nuestra relación con la Tierra puede significar ser más terrenales, simplemente poniendo más atención a la Tierra bajo nuestros pies, tanto física como metafóricamente. Cuando se hace con conciencia, toda actividad que nos conecta más profundamente con la Tierra, ya sea cuidando nuestro jardín o trabajando con arcilla, simplemente estando fuera de casa con la tierra, las plantas, las estaciones, o aprendiendo a caer y rodar por el suelo; todo puede ayudarnos a conectar con la Tierra en nuestros cuerpos y en el medioambiente natural. De esta manera, también podemos dar soporte y fortalecer nuestro Bazo.

Es importante mantener esta amplia perspectiva con el Bazo cuando consideramos cuestiones alimenticias. Podemos fortalecer nuestro Bazo trabajando en cualquiera de los niveles anteriormente mencionados, los cambios que tengan lugar en algunos de los niveles resonarán a través de toda la zona de influencia del Bazo. Con esta amplia perspectiva en mente, podemos seguir acercándonos a una manera que de soporte a nuestro Bazo a través de la dieta.

Dando soporte al Bazo a través de la Alimentación.

Ahora que ya hemos situado al Bazo en su amplio contexto, vamos a ver más específicamente cómo ayudar al Bazo en su función digestiva. Después de muchos años trabajando con mis necesidades alimenticias y con las de mis clientes, he llegado a la conclusión de que las líneas generales que a continuación describo son más valiosas incluso que las más comprensivas y detalladas sobre alimentos específicos y sus efectos.

Alegría.

Disfrutar de nuestros alimentos es una forma de abrirnos y poder ser nutridos completamente por lo que comemos. Si estamos contentos con lo que comemos y en nuestra relación con los alimentos, entonces nuestros cuerpos literalmente aceptarán mejor los alimentos en nuestro sistema. A menudo, es más importante para nosotros reconciliar nuestra relación con la comida que cambiar lo que comemos.

Foto de Anna Nekrashevich en Pexels

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Actitud Positiva.

A menudo desarrollamos creencias sobre alimentos “buenos” o “malos”. Algunos alimentos son “buenos para nosotros” incluso aunque no los disfrutemos. Otros alimentos son “malos para nosotros” y los comemos sintiéndonos culpables o los evitamos resentidamente. Aunque el sentido común nos dice que hay algo de verdad en estas etiquetas, nuestra actitud hacia el alimento que comemos instruye a nuestro Bazo sobre qué hacer con ello. Entonces, cualquier cosa que comamos, una vez que hemos hecho la elección, es mejor aceptarla cariñosamente, dar la bienvenida al alimento tan de corazón como podamos. Por este camino extraeremos lo mejor de todos los alimentos.

Relajación.

Los chinos piensan que es mejor no mezclar comida y trabajo. Nuestra digestión trabaja mejor cuando estamos centrados en el disfrute de la comida, no distraídos o preocupados por otras influencias. Por lo tanto, es mejor hacer del tiempo para comer una ocasión relajada, no intentando hacer otras cosas a la vez: leer, ver la televisión, hacer negocios, etc. Es de gran ayuda tomarse un tiempo para relajar nuestra postura, tal vez hacer unas cuantas respiraciones tranquilas antes de comer. Cruzando nuestras piernas, sentados torcidos o corvados, comprimimos nuestros órganos digestivos y dificultamos que los alimentos pasen a través de nuestros cuerpos.

Masticar bien.

Hay un dicho que dice “El estómago no tiene dientes”. Masticar bien la comida le reduce el trabajo a nuestros órganos digestivos y aumenta la eficiente extracción de nutrientes. Masticar bien también calienta los alimentos fríos.

Parar justo antes de estar lleno.

En una cultura de la abundancia, esto puede ser a veces difícil. Si comemos en exceso en una comida cualquiera, creamos un estancamiento, una cola temporal de comida que espera para ser procesada. Como resultado nos sentimos cansados mientras nuestra energía está ocupada digiriendo el exceso de comida. Si comer en exceso se convierte en un hábito, nuestro Bazo se fuerza demasiado y puede producir flema o calor.

No inundar al Bazo.

Al Bazo no le gusta demasiado líquido con las comidas. Un poco de líquido caliente con las comidas puede ayudar, pero demasiado suaviza la acción del Bazo y debilita la digestión. Una taza de té generalmente es suficiente. La mayoría de los líquidos que tomamos es mejor consumirlos entre las comidas.

Comer la comida principal temprano.

Cuando comemos tarde por la noche nuestro sistema está naturalmente reduciendo la marcha y la comida permanece por más tiempo en nuestro sistema digestivo. Esto crea estancamiento, y el intento del cuerpo de quemar este exceso de alimento genera calor que daña el Yin de estómago.

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Foto de Maria Orlova en Pexels

Escoge alimentos con fuerza de vida fuerte.

Es de gran ayuda incluir tantos alimentos biológicos y producidos localmente como podamos. En ambos casos la fuerza de la vida está más fuertemente conservada. Por la misma razón, es de gran ayuda comer abundante comida fresca. La fuerza de la vida en la comida está también significativamente dañada por la cocción con microondas, procesada en exceso, con conservantes químicos, y afectada por irradiaciones (…)

Ten confianza en tu cuerpo.

A veces anhelamos aquéllo que es venenoso para nosotros, pero hay también dentro nuestro un nivel más profundo de conocimiento. Tomando conciencia de nuestra comida, podemos empezar a sentir cuales son nuestras verdaderas necesidades, qué es lo que verdaderamente nos nutre. Al principio, necesitaremos ser guiados por criterios más analíticos, pero con una mayor conciencia podemos empezar a hacer elecciones desde nuestro cuerpo. Lo que nos hace sentir bien a un nivel más profundo es bueno para nosotros. Podemos cultivar esta habilidad de separar nuestros anhelos de nuestras necesidades más profundas.

Finalmente.

No debemos estresarnos porque los principios generales sean más importantes que los cambios específicos en la dieta. El primer paso en la terapia para trabajar los hábitos alimenticios está en mejorar nuestra relación global con la comida, antes de empezar a trabajar componentes específicos de nuestra alimentación.

El lenguaje de la energética de la alimentación.

En Occidente, los alimentos están descritos como ciertas cantidades de proteína, grasa, minerales, vitaminas. Esta información es obtenida a través de análisis de laboratorio, que separa los alimentos en sus elementos básicos. El valor nutricional de los alimentos es igual a la suma de todos estos elementos antes de entrar en el cuerpo. En otras palabras, los alimentos son algo que puede ser sintetizado en laboratorio.

En Oriente, los alimentos son descritos como poseedores de ciertas cualidades, cálidos o fríos, poseedores de ciertos sabores, picantes o dulces, o según cómo actúan en nuestro cuerpo. Esta información es obtenida observando el comportamiento del cuerpo tras la consumición de la comida. El valor nutricional de los alimentos es considerado como un grupo de propiedades energéticas que describen las acciones que los alimentos tienen en el cuerpo humano.

Mientras que en Occidente nuestro punto de vista está basado en la química, la visión de Oriente de la nutrición se parece más a la alquimia, no interesados demasiado en los ingredientes sino en las propiedades energéticas que se liberan en el cuerpo humano a través de la digestión. Las sutiles esencias de la comida tienen movimientos y acciones que han sido localizadas y trazadas de igual manera que los caminos del Ki a través de la directa observación de la experiencia.