08 Feb LA RELACIÓN DE AYUDA CON SHIATSU. Por Susana Muñoz Mesa.
Quiero enfocar la definición de Shiatsu en lo obvio que ocurre en una sesión. Shiatsu es una experiencia en el aquí y ahora, es una meditación dinámica, y es una experiencia donde predomina el sentido del tacto entre dos personas, como un abrazo en movimiento. Esta reflexión es muy útil para observar que presencia y contacto son los elementos básicos que constituyen una experiencia de Shiatsu. Considerar esta visión proporciona posibilidades infinitas para profundizar mucho en el trabajo que realizamos con una persona.
Un tercer elemento disponible en este trabajo es la relación entre cliente y profesional. Este elemento posee una fuerza transformadora que habría que valorar más y reconocer, ya que es clave para incrementar la presencia y el contacto que está ocurriendo en cada sesión que establecemos con cada uno de nuestros clientes. Ahora os propongo que dejemos a un lado el valioso conocimiento de Medicina Tradicional China que contiene nuestro Shiatsu y que muchas veces nos da luz en nuestras decisiones y movimiento, y nos centremos en estos tres elementos: presencia, contacto y relación.
Shiatsu es una experiencia de presencia en el aquí y ahora.
Una sesión de Shiatsu plantea una oportunidad para que yo me dé cuenta y tú te des cuenta de tu propio cuerpo, qué sensaciones registras, qué estás sintiendo en cada instante de la experiencia. El cuerpo humano vive en el aquí y ahora a pesar de que nosotros evitemos en muchos momentos habitar plenamente nuestro presente, y huyamos a nuestra fantasía, demos prioridad a nuestro pensamiento, anticipemos el futuro con nuestra imaginación o evoquemos recuerdos de nuestra vida o creencias como patrones antiguos que seguramente no están actualizados en nuestro presente. El cuerpo sólo puede vivir en el presente, por ello cuando nos enfocamos en nuestra respiración y profundizamos en este enfoque generamos una meditación, chikung en la cotidianidad, y habitamos el instante que nos ocurre con mayor intensidad, con nuestros sentidos abiertos y disponibles.
Por eso cuando ocupamos con intensidad nuestro propio cuerpo emerge todo el contenido emocional de nuestra vida actual, nuestra necesidad imperante se pone en primer lugar para que la reconozcamos con claridad y para que sostengamos el viaje emocional pendiente.
Con la relación de ayuda con Shiatsu facilito el incremento de la presencia y el contacto para que mi cliente active, despierte, rescate, renueve, y tome sus recursos internos. Cuando la persona se entrega al Shiatsu podría estar activando la confianza, la receptividad, la sensibilidad, la creatividad, la espontaneidad, la presencia corporal, el vacío, el placer de estar vivo, la alegría como energía vital, el descanso como necesidad, el silencio, la ensoñación, la autoestima, la valoración del cuerpo, la autoridad interna (elegir lo que quiere en cada momento) … o bien podría experimentar resistencias a entrar en estos sitios como control del movimiento, ruido mental, insensibilidad, dificultad para la entrega, vergüenza al tacto, miedo al dolor injustificado, actitud defensiva, rechazo a sus síntomas físicos… nosotros como terapeutas podemos comunicar nuestra observación y devolverle un espejo para que pueda contactar consigo mismo de modo amplificado, y reconozca el lugar donde se encuentra, su dificultad, y que sea él quien elija el ritmo de su propio trabajo, afinando a donde se dirige su necesidad de atención, pidiendo claramente lo que espera de nosotros como Shiatsusis, informado de lo que nosotros observamos de él y podríamos atender también si el cliente lo considera interesante para su desarrollo o necesidad.
Con estos tres elementos: presencia, contacto y relación, generamos una poderosa relación de ayuda a través del Shiatsu. Cuando yo establezco una relación de ayuda profesional con mi cliente puedo darle un sentido si tengo en cuenta determinadas propuestas encaminadas a que la persona a la que acompaño tome su responsabilidad.
Mi acompañamiento va orientado a facilitar que el cliente de manera que fomento el despertar de la autonomía del otro, frustrando cualquier movimiento hacia la dependencia.
Es importante que nos demos cuenta de que el modelo de autoridad que manejemos en nuestra consulta con las personas que nos piden cita, puede facilitar la autonomía o por el contrario la dependencia, y es imprescindible que nosotros mismos tengamos claramente el modelo de autoridad interna que favorezca la activación del poder personal del otro y el nuestro también al mismo tiempo.
Es imprescindible que tengamos claro el modelo de autoridad interna.
Si yo me posiciono como una autoridad que posee un conocimiento en MTC que muestro como indispensable para buscar una solución al problema emocional, energético, o corporal de mi cliente, y oriento a esta persona sobre lo que debe hacer con su vida en muchos aspectos, es decir le traslado una lista de deberes que decido yo y que el otro acepta, al mismo tiempo que decido unilateralmente el Shiatsu que es necesario que reciba para su mejora, estoy robando a mi cliente su capacidad de exploración, búsqueda y encuentro de sus propias soluciones existenciales, le robo la posibilidad de que se escuche y me pida lo que necesita con Shiatsu, le robo la posibilidad de que él escuche a su cuerpo y se tome el tiempo suficiente (las sesiones que requiera) para darse cuenta de lo que le pasa y emerja en él un deseo de probar vías nuevas para mejorar su bienestar. Utilizo el verbo robar porque se trata sin duda de un abuso en la autoridad.
Me posiciono como la autoridad que sabe lo que le pasa al otro, justificándolo con mis años de estudio de MTC! Estableciendo una relación desigual donde yo poseo más conocimiento que la persona que acude a mi consulta, de manera que ocupo un lugar de superioridad y por lo tanto desde ese lugar ofrezco al otro la posibilidad de seguir mi criterio, hacerse mi seguidor, generando una dependencia. Y esto no facilita el despertar.
El modelo de autoridad es uno de los trabajos más importantes que se pueden realizar en la relación de ayuda con Shiatsu. Con el objetivo de crear una relación horizontal entre mi cliente y yo, de manera que aunque yo haya recibido mucho entrenamiento en la escucha de mi cuerpo y lo haya integrado quizás dentro del marco teórico de la MTC, no significa que yo sepa más que el otro, sólo significa que soy más veterano/a en mi trabajo personal, llevo más tiempo practicando, y a mi consulta acude una persona que quiere iniciarse en la conciencia corporal, para acercarse más a su cuerpo, poder escuchar su propio lenguaje corporal, y encontrar sus propias formas para conseguir mayor bienestar en su vida.
Yo puedo acompañar al otro en este viaje de descubrimiento de sus propios recursos, sin empujar a ninguna dirección que yo considere “buena”, ya que la experiencia del bienestar es subjetiva y cada uno puede darse cuenta de lo que le sienta bien y lo que le sienta mal, sin que encontremos verdades universales que no existen, y cuando la persona emprende esta exploración activa su propio aprendizaje a través de su cuerpo, y su cuerpo es su propio maestro. Nosotros podemos acompañarles en este proceso con Shiatsu y esta es nuestra labor más importante, dar un espacio de confianza y tiempo en la serenidad y paciencia donde el cliente pueda adentrarse en el autoconocimiento a través de su organismo, donde está toda la información que necesita para recuperar su bienestar.
Facilitar que el cliente tome su responsabilidad es un trabajo elemental, ya que parte de toda su confusión y de sus problemas se originan en la evitación del hacerse cargo de lo que le ocurre, empezando por su cuerpo. Así que lo que nunca puedo es tomar una responsabilidad que no me corresponde como profesional: decirle al cliente que yo le voy a devolver la salud, o que yo sé lo que le ocurre. Puedo por otra parte acompañarle con toda mi profesionalidad a que encuentre sus respuestas y su bienestar.
Esto no significa que yo como profesional me ponga al servicio de mi cliente y me haga invisible. Yo soy parte de la relación de ayuda y mi voz tiene un sitio tan destacado como la suya, es necesario que yo sienta entusiasmo por mi trabajo y para ello exprese todo lo que siento en la sesión desde la honestidad. Así la comunicación se convierte en algo fundamental, ya que es un recurso que favorece el contacto, la presencia y la relación.
¿Cómo gestionar la comunicación en Shiatsu? Yo le devuelvo a mi cliente lo que siento en cada momento que sea oportuno expresarlo. Para conseguir fluir con este recurso es necesario poseer entrenamiento, no es una comunicación cotidiana, es una comunicación orientada a producir mayor contacto, así que esto implica expresar lo que siento que es necesario que el cliente escuche de mí, aunque pueda resultar incómodo.
Ejemplos:
-Me doy cuenta de que no te entregas completamente al Shiatsu, que controlas, y eso me genera cansancio porque es como si te tuviera que convencer.
-Cuando he tocado tu vientre he tenido la fantasía de una niña corriendo por la playa ¿te sugiere algo esta visión mía?
-Durante el Shiatsu has estado hablando de cosas superficiales esto me ha aburrido, lo he vivido como que no permitías ser tocada por el Shiatsu, ¿te das cuenta para qué llenas de palabras tu momento de Shiatsu?
-Me doy cuenta de ti que estás triste y me agobia que no te sientas cómodo conmigo para expresarlo y contarme qué te pasa.
-No tengo respuestas a tu pregunta de por qué te duele tanto el hombro ¿quieres que te ayude a sentir lo que le ocurre a tu cuerpo con Shiatsu? Tú puedes descubrir lo que te pasa.
-No puedo curarte, nadie puede curar a nadie, y sí puedo acompañarte a que encuentres la manera de sentirte mejor ¿quieres recibir mi acompañamiento con Shiatsu?
-He sentido miedo cuando te tocaba la parte baja espalda ¿has sentido miedo tú en algún momento?
He puesto algunos ejemplos de comunicación directa y honesta en Shiatsu, son ejemplos imaginarios con los que quiero trasmitir un enfoque diferente en la comunicación que vaya poco a poco incrementando la relación de confianza con nuestro cliente, ya que nosotros como profesionales entrenados no nos callamos nada que requiera ser expresado, ya que todo lo que sentimos es parte del trabajo que ha venido a hacer con nosotros esta persona, aunque a veces nos sorprenda lo que de pronto aparece en la relación de ayuda.
Nos pueden sorprender muchos estados emocionales que nos surgen con determinados clientes, por ejemplo, el sentimiento de rechazo, cuando me enfado con mi cliente por su actitud, cuando la persona me provoca mucha pena, o me aburre lo que me cuenta, o cuando la persona me suscita el deseo sexual. Existen muchos estados emocionales que son difíciles de tratar para cada uno de nosotros.
Sin duda estos estados emocionales nos pueden coger desprevenidos y requieren mucha habilidad para ser gestionados en la consulta. Negarlos es enviarlos a la inconsciencia, y nosotros nos hemos posicionado en una labor a favor del despertar de la conciencia. Así que cuando siento rechazo, rabia, aburrimiento, incomodidad, pena, o deseo es importante expresarlo, porque mi voz está participando del trabajo que estamos realizando en la sesión y no debo silenciarla, posee mucha información para el otro y puede convertirse en la confrontación necesaria para que el otro despierte, reaccione, tome su responsabilidad. Confío plenamente que todo lo que emerge en una sesión de Shiatsu es porque requiere ser atendido con la máxima sensibilidad y presencia de nuestra profesionalidad.
Siempre que nos desafíe o desborde el lugar donde nos ponga nuestro cliente es imprescindible buscar la supervisión de otro terapeuta, para mi es mejor un terapeuta de Gestalt que pueda facilitar el contacto con lo que nos ocurre con nuestro cliente. Por eso nuestro trabajo es una posibilidad de superación permanente y nos invita a reciclarnos, supervisarnos, revisarnos para continuar este entrenamiento en la presencia, el contacto y la relación de ayuda con Shiatsu.
Si somos honestos reconoceremos que el trabajo de relación de ayuda con Shiatsu funciona en dos direcciones. Hay una persona que pide una ayuda para ser atendida en su necesidad y esta persona nos refleja algo de nosotros. Trabajamos ambos. A veces nosotros trabajamos con el hecho de reconocer que la dificultad que nos presenta nuestro cliente es un lugar donde estuvimos en el pasado. A veces superamos un síntoma físico y nuestra consulta se llena de personas con este síntoma como si una inteligencia invisible guiara a estos clientes hacia nosotros que ya superamos esta prueba. Otras veces el cliente nos plantea una dificultad que nosotros no hemos superado y entonces trabajamos a dúo. Por este motivo es tan importante la supervisión de nuestro trabajo. La supervisión no consiste en que otro terapeuta te de consejos de cómo hacerlo “bien”, sino que es un trabajo donde planteo la dificultad con mi cliente para que yo pueda explorar posibilidades de acción y observar cómo me siento, también pueda darme cuenta de qué de mí me refleja mi cliente y pueda atender mi propia necesidad en un espacio de supervisión.
La supervisión nos recuerda que seguimos aprendiendo, y que el desarrollo de la profesión nos sigue planteando retos y pruebas. Si pensamos que por terminar una formación y estar en posesión de un diploma, o por tener muchos años de experiencia yo ya estoy fuera de la necesidad de revisión, aún tengo un trabajo pendiente con la humildad y con la realidad de este trabajo que propone un aprendizaje continuo.
Texto por: Susana Muñoz Mesa.
Escuela Vivencial de Shiatsu.
shiatsunervion@yahoo.es