Las tres almas

Las tres almas

Trabajando con las condiciones crónicas

¿Cuál es la diferencia entre una condición crónica y una aguda? El diccionario define la enfermedad crónica como una enfermedad que dura mucho tiempo, mientras que la aguda llega de repente y dura poco tiempo.

Para lo que nos proponemos, me gustaría sin embargo quitarle importancia al tiempo. Las características de la enfermedad crónica son que se han convertido en una parte del paciente y de lo que siente que es. Dice cosas como: Mi dolor de espalda, en vez de me he lesionado la espalda o, soy depresiva en vez de a menudo tengo síntomas de depresión.

Las condiciones crónicas siempre tienen una larga historia, porque se necesita tiempo para arraigar las condiciones en el propio ser. Sin embargo, a nuestro parecer no todas las condiciones de larga duración son crónicas. Cabe la posibilidad que alguien haya sufrido una condición recurrente durante mucho tiempo, y que no por ello se identifique con ella. Este tipo de personas se sienten básicamente bien, pero tienen la aburrida tendencia de contratar la misma enfermedad una y otra vez.

Como el Dr. John Harrison remarca, las condiciones crónicas dan al paciente la oportunidad de echar la culpa de sus deficiencias a una enfermedad. Su idea es que la enfermedad puede incluso ser útil a ciertas personas, dándoles una razón para sentirse mal, en vez de sentir que en realidad lo que está sufriendo es el corazón del ser. Lo cual significa que las condiciones crónicas son a veces el doble de difícil de curar, ya que de alguna manera el paciente necesita la enfermedad para tener una visión completa de sí mismo.

Las maneras de tratar las condiciones crónicas son de naturaleza muy diferente de las de condiciones agudas. Pienso que el estilo de tratamiento tradicional de Shiatsu, con un cliente más bien pasivo y en manos de un experto profesional, es especialmente adecuado para las condiciones agudas o para las de larga duración que no hayan arraigado en el sentimiento del ser y de identificación de las condiciones del cliente.

Si la temática en cuestión ha arraigado en el cliente en la manera de verse e identificarse con ella, entonces casi siempre se necesitará hacer algo radicalmente diferente para ayudar al cliente a cambiar de rumbo el sentimiento que tiene de su ser. Es precisamente de este estilo de tratamiento del que quiero hablar en este artículo.

Kyo crónico y Jitsu crónico:

Kyo y Jitsu son palabras japonesas que se utilizan de manera corriente en la terminología del Shiatsu desde la época de Masunaga. Muchos identificamos la palabra Kyo con el concepto médico chino de deficiencia de energía, y el Jitsu como un exceso de la misma.

Pero como varios escritores han mencionado, la deficiencia puede existir por ella misma sin un exceso complementario que surja en algún otro sitio. En cambio el Kyo no puede existir sin una condición complementaria del Jitsu, y al contrario de la deficiencia, puede incluso ser una condición sana! El Kyo y el Jitsu describen una dinámica energética, no un estado permanente o fijo.

Una buena analogía del Kyo y del Jitsu es el acto de tropezar y caerse. Cuando el cuerpo pierde el equilibro al tropezar, el lado más alejado del lado que está cayendo se activa y se extiende al máximo con la intención de volver a enderezarse. Este es el Jitsu. El otro lado del cuerpo se desenergetiza. Este es el kyo. Sin embargo se puede argumentar que este estado asimétrico es sano. El cuerpo se desplaza hacia un estado asimétrico para re-equilibrase el mismo.

Ahora imagina que tropiezas y te caes tan lejos que no consigues volver a ponerte de pie, pero sin embargo alcanzas agarrarte a una barandilla con la mano por lo que no llegas a caerte en el suelo. Si no eres lo suficientemente fuerte para levantarte con la barandilla, entonces tu cuerpo se mantendrá en estado muy asimétrico en un intento fallido de reequilibrarte.

En este estado patológico es una buena idea buscar ayuda. Si alguien puede dar soporte a tu lado débil entonces tendrás la fuerza suficiente en el lado del Jitsu para volver a restaurar tu equilibrio, o te pueden ayudar amablemente una vez en el suelo para que te recuperes y vuelvas a tener la fuerza suficiente para levantarte de nuevo.

Esta analogía ilustra la lógica que yace detrás de la idea Zen tradicional de ayudar al kyo para permitir que la energía atascada del Jitsu le dé un empujón al sistema y lo vuelva a equilibrar. Es un gran concepto que se basa en la creencia que los sistemas vivos quieren encontrar el equilibrio y funciona muy bien para condiciones agudas y para las condiciones donde el cliente es capaz de recibir soporte en su Kyo.

Sin embargo cuando la condición es crónica en el sentido que yo la utilizo, la polaridad Kyo-Jitsu se ha convertido en parte de la identidad de la persona. El cliente se ha familiarizado e identificado con el estado de desequilibrio y volver a encontrar el equilibrio es una acción que le asusta ya que se adentra en territorio des- conocido. La persona percibe el Jitsu como su fuerza y el Kyo se convierte en un área escondida y activa a la que se resiste acercarse. El Jitsu actúa como deflector o repelente, repudiando la consciencia del Kyo.

Es importante recordar que esto es una dinámica alta- mente energética. Como veremos, hay una gran cantidad de energía en el Kyo crónico. Es una olla a presión escondida y sacarle el tapón suele destapar emociones fuertes que suelen asustar al cliente e incluso al terapeuta. Y con ello no quiero decir que el Kyo crónico sea deficiente de energía, sino que se encuentra en un lugar deshabitado, donde la consciencia no llega.

El hecho de recordar que la polaridad Kyo-Jitsu es un intento energético de restablecer el equilibrio nos da la llave, tanto para los casos agudos como los crónicos, pero el método de tratamiento es muy diferente.

Re-educando al Jitsu

Durante los 12 primeros años de mi práctica de Shiatsu, me percaté que muchos clientes se sentían mucho mejor después del tratamiento, pero continuadamente volvían a recaer en su estado crónico.Sentía que no estaba haciendo suficientemente bien el tratamiento y pensaba que no iba al fondo en mi diagnóstico del Kyo. Sin embargo ahora creo que el diagnóstico sí era correcto, pero no el tratamiento. Haciendo Shiatsu de la manera tradicional daba soporte al kyo. Sin embargo en situaciones crónicas el cliente puede recibir pasivamente el soporte pero de hecho lo que hacemos es que sea menos consciente del kyo.

Usando la analogía de la persona atrapada en la posición de media caída que se agarra a la barandilla para evitar caerse en el suelo: si damos soporte a esta persona, se podrá relajar mientras le damos soporte. Pero en la situación crónica, su Jitsu se ha convertido en una cosa tan habitual que está apegada a él. Aunque la persona pueda sentir el soporte, ya no siente que pueden recurrir a su energía Jitsu para recuperar su equilibrio. El soporte le ayuda sencillamente a no hacer el esfuerzo adicional durante unos momentos pero se quedará en la misma posición. Cuando se le quita el soporte entonces el esfuerzo Jitsu no tendrá más opción que regenerarse.

El punto clave aquí es que en las situaciones crónicas el sistema nervioso se ha olvidado de la función original sanadora del Jitsu por lo que la tensión y el esfuerzo se han convertido en estado habitual sin razón que lo justifique. El tratamiento Zen tradicional puede paliar este tema haciendo que el cliente se sienta mejor, pero como no reeduca el Jitsu, el cliente está condenado a permanecer en la misma posición energética.

El enfoque principal al trabajar con condiciones crónicas es reeducar el Jitsu con el fin de recordarle su función sanadora. Pasaré ahora a describir mi método de trabajo con estas condiciones en un proceso de cuatro etapas.

1: Desarrollando la confianza y estableciendo contratos.

Trabajar con condiciones crónicas es un reto tanto para el cliente como para el terapeuta, porque el cliente tiene que transformar de manera activa su sentido de sí mimo. Esto suele asustar al cliente y puede que se resista al cambio, lo cual se puede manifestar con acciones o palabras defensivas o incluso enfado hacia el terapeuta. Tanto el cliente como el terapeuta tienen que acordar que quieren hacer este proceso juntos y entender que esto les requerirá un largo tiempo.

Es por esta razón que en las primeras etapas de la terapia es esencial dedicar un tiempo para desarrollarla confianza y establecer contratos abiertos. Un contrato abierto es un contrato que se acuerda de común acuerdo sin presión alguna y que es renegociable.

Muchos terapeutas tienen tendencia en darse prisa en esta primera etapa del proceso, sugiriendo al cliente lo que tiene que hacer para cambiar. A menudo les es más fácil al terapeuta ver donde el cliente ha quedado atrapado, por lo que intentará ayudarlo con consejos y tratamiento activo. Sin embargo, a la larga esto casi nunca funciona.

En un principio el cliente responderá con alivio y gratitud al ver que alguien ha entendido su problema y que se encarga de él, pero básicamente se convierte en sujeto pasivo, porque la toma de consciencia no ha surgido de él mismo.

Este es el punto clave en la primera etapa. La toma de consciencia de qué la necesidad de hacer un tratamiento ha de surgir del cliente para que se sienta implicado y activo en el proceso. El terapeuta puede ayudarle a tomar consciencia pero sin presión, sin sugerencias ni consejos. Ahora vamos a explicar cómo pasar de la teoría a la práctica con estos conceptos.

a) Hacer preguntas abiertas

Animar al cliente para que hable de él. Notareis que se describen ellos mismos con una historia narrativa. A menudo esta historia está contada sin mucho sentimiento. Haced preguntas abiertos del estilo: ¿cómo te sientes ahora mismo con esto? en vez de hacer preguntas cerradas del estilo por qué hiciste esto? El primer tipo de pregunta abre la consciencia del paciente mientras que la segunda tiende a estrechar su consciencia del presente, enfocando al pasado. Esto le permite entrar en contacto con sus sentimientos y relacionarlos con su cuerpo, en el presente.

b) ¡No hagas diagnostico!
Deja que la comprensión surja del cliente.

El diagnóstico es un proceso donde un experto descubre lo que va mal con el cliente y dice lo que hace falta hacer al respeto. La consecuencia directa de ello es que el diagnóstico forma una relación donde el cliente se hace menos activo. Pero, si no entendemos lo que le pasa al cliente, ¿cómo podemos saber lo que tenemos quehacer? Lo que quiero decir es que la toma de consciencia debe originarse en el cliente y que tu pericia vendrá con algo en relación con su toma de consciencia. No importa que entiendas, de hecho no es necesario! Lo que importa es que el cliente entre en contacto con él mismo. En vez de intentar entender, continúa preguntando, haciendo preguntas abiertas, y llegará un momento en el que sabrás lo que tienes que hacer.

c) Concéntrate en la sensación
en vez del sentimiento.

Un cliente puede estar contándote su historia y estar en contacto con sus sentimientos pero no tiene ni idea de lo que está haciendo a nivel energético o cómo hacer un cambio. Cuando notas que sus sentimientos causan alguna acción en el cuerpo, ya sea una tensión en algún músculo, o algún cambio en la respiración, puedes guiarlo en su cambio de rumbo de la consciencia de los sentimientos hacia las sensaciones de lo que físicamente está haciendo cuando procesa emociones. Como puedes ver, esto puede naturalmente llevar a un trabajo más enfocado hacia el cuerpo.

d) Di lo que notas en vez de lo que sientes.

¡En mi experiencia, esto es muy difícil para terapeutas de Shiatsu! Estamos tan acostumbrados a interpretar nuestras percepciones en un lenguaje energético o emocional, que perdemos contacto con lo que realmente estamos viendo o tocando y sintiendo. Sin embargo hay una enorme diferencia entre decir: Siento que su función del pulmón es deficiente a noto que cuando dices que te sientes triste, tu espalda se tensa! La primera frase no ayuda al cliente. Lo puede sentir porque tiene a un experto que le dice lo que le pasa y porqué está sintiendo aquello, pero no puede hacer nada al respecto. Los otros ejemplos sí son útiles. Enfocan en la toma de consciencia de lo que hace cuando respira o siente una emoción, y a menudo tiene una comprensión de lo que viene con su toma de consciencia: Si, esta acción resuena como mi sentimiento.

El segundo ejemplo y el tercero son útiles. Se concentran en la consciencia de lo que hace cuando respira o cuando siente una emoción y a menudo le llega un entendimiento que acompaña la toma de consciencia. “Sí, esta acción me resuena justamente con mi total falta de ilusión en mi matrimonio”.

Estas técnicas guían la consciencia del cliente en su cuerpo y entonces puede desarrollar una imagen de la dinámica de su cuerpo bloqueado. Esto permite una transición natural hacia el trabajo corporal que cobra sentido para el cliente. Él sabe por qué se está trabajando esta parte del cuerpo y toma una parte activa en el experimento, utilizando el apoyo del trabajo corporal para probar diferentes maneras de respirar y de gestionar sus emociones.

La estructura de este proceso permite al cliente sentir que lleva las riendas de su proceso y desarrolla el tipo de confianza que se necesita para trabajar con condiciones crónicas. Básicamente el cliente puede empezar a sentir su propia resistencia al cambio y puede elegir, y puede optar por dar el permiso al terapeuta de retarle.

Si te precipitas en esta etapa es probable que el cliente se sienta ligeramente manipulado por la terapia. Es decir: ¿si él no ha hecho esta libre elección de cambiar, para quien hace entonces el cambio?

Texto: Bill Palmer, creador de Shiatsu y Movimiento.

Traducción: Anna Bonet Serrano