Ombligo. Centro de la tierra, centro de la energía

Ombligo. Centro de la tierra, centro de la energía

Cuando el bebé nace, el sistema de los meridianos no está desarrollado, dado que en el vientre el Qi se comunicaba a través del ombligo. Dentro del útero, el feto tenía un impulso rítmico craneal (IRC), constituido por una expansión, con- tracción y rotación del cráneo; es el primer movimiento, y se le llama “movimiento respiratorio primario” o MRP. 

El MRP se supone inicia en el feto, y se mantiene toda la vida, incluso minutos u horas tras la muerte clínica. Es un ritmo corporal relativamente independiente de los ritmos cardiorespiratorios y se transmite a los huesos del cráneo y a todo el cuerpo a través de movimientos muy sutiles. 

Podemos decir que el Movimiento Respiratorio Primario es el movimiento generado por el líquido cefalorraquídeo (o fluido cerebroespinal) en su recorrido por todos los tejidos del cuerpo. Al efectuar este movimiento, genera algo parecido a una marea o fluctuación: es el IRC (impulso rítmico craneal) que se transmite a través de un sistema de conductos que recubren todo el cuerpo, o “fascias”. Se pueden percibir, palpar y observar restricciones en sus vías de paso, así como restaurar su libre flujo. 

El ciclo completo se da de 6 a 8 veces por minuto. Por arriba estaría la simpaticotonía (podemos traducirla como “plenitud”, con una aceleración del sistema simpático, reacciones de estrés que desequilibran el sistema simpático y parasimpático, acidez aumentada, tensión arterial más alta, etc.); por debajo la vagotonía (o “vacío”, con un estado de languidez, hipotensión, lentitud para recuperarse, digestiones lentas o reacciones tardías y tendencia a estados depresivos). 

En Medicina Tradicional China, existe también un movimiento energético primario, y en el ombligo es dónde se recoge esa información: 8 RenMai, ¡Palacio de las emociones! 

Desde el mismo nombre de este tsubo podemos reconocer toda la carga psicosomática que encierra esta zona tan fundamental desde nuestra concepción en el vientre materno.

En mi experiencia, de vez en cuando suelo toparme con clientes que no quieren que se les toque ni siquiera rozando la zona del ombligo, pues experimentan sensaciones que se acercan a una mezcla entre molestia, rechazo, incomodidad
siendo estas sensaciones algo completamente diferente de lo que pueden producir las demás zonas del cuerpo. Es como si estas sensaciones no pudieran ser reconocidas a través de una hermenéutica corporal fruto de la experiencia del simple hecho de vivir en el cuerpo físico, sino parecen ahondar en un terreno desconocido, arcaico, lejano. 

Quiero añadir que en la mayoría de estos casos se trata de personas con una fuerte y crónica deficiencia de Bazo y/o de Riñón. 

Omphalos de Delfos

Omphalos de Delfos

Omphalos, centro del mundo 

L’Omphalos, término griego que está por “ombligo”, es universalmente el símbolo del centro del mundo. De allí, la manifestación de la vida se abre en cuatro direcciones – u ocho en el caso del octágono chino de Fu Chi desplegando su potencialidad.

Así en el Rg Veda, donde en el ombligo del no-creado yace el germen de los mundos. Por ello, el sacrificio del Fuego sagrado se hace en un lugar que simbolice el ombligo de la tierra. En el budismo, donde el ombligo nabhî (rueda, anillo, chakra…) es el centro de la rueda inmóvil; y en el omphalos de Delfos, que fue el centro del culto de Apolo en Grecia.

En el arte antiguo, omphalos suele ser una piedra blanca recta con la punta redondeada en forma de huevo; la de Delfos, que podéis ver en la imagen, estaba decorada por una red de hilos de lana. Esta red nos lleva al simbolismo del tejer: tejer las manifestaciones de la vida a partir del centro.

El omphalos como piedra que se erige representaba tres niveles de realidad: el caos del submundo y las fuerzas telúricas debajo de la Tierra, de dónde el mundo surgió; el nivel terrestre en que está lo humano y en el que nos hallamos; y lo que estaba encima de lo terrestre, que era lo divino. Una triada que por otro lado se encuentra también en la antigua China, con su Tierra-Hombre-Cielo. 

EL TRATAMIENTO DE MOXA CON SAL EN EL OMBLIGO 

REPRESENTA LA RECARGA ENERGÉTICA. 

Tanto para los casos arriba mencionados, como para aquellas personas que se quejan de cansancio y gran debilidad, y que responderían desde el Shiatsu a un Kyo muy profundo, este tratamiento es muy útil; la persona lo recibe como confortante, como “algo que va conmigo”, y como tónico. Esto se explica por el hecho de que si queremos aportar el sol energético, tenemos que cargar el ombligo. 

Esta recarga la podemos hacer desde la primera hasta la tercera sesión; se necesita dos o tres veces y nada más. En ginecología, es una herramienta muy útil, y la estoy utilizando tanto para los problemas de la menopausia como para todo lo que tiene que ver con la fertilidad. 

Sal y moxa en el ombligo tonifica la energía en general. Tratamos el Centro, y eso es equiparable a un tratamiento de urgencias en Medicina China. En realidad, el ombligo representa las Ocho Direcciones del octágono de Fu Shi: las 8 energías maravillosas del Cielo Posterior. Imaginémoslo como un Sol con 8 rayos. 

¿QUÉ NECESITAMOS Y CÓMO SE HACE? 

Necesitamos sal marina, un aplicador de moxa y moxa hueca, como podéis ver en las fotos. Aconsejo comprar moxa hueca de artemisa, sin ninguna otra mezcla, ni con ajo ni con jengibre, para que la vibración de la planta y sus propiedades lleguen tal cual. 

La energía entra como un torbellino a través del Centro. Por eso, en la personas con Plenitud, hiperactivos, no se hace. En cambio, cuando hay Insuficiencia, se aplica siempre. Asimismo, en los casos de enfermedades auto inmunes, es muy muy aconsejable. 

Mientras esté actuando la moxa, puedes aplicar Shiatsu en otras partes. Si quieres tratar los meridianos de B o R y los “Tres Tesoros”, estarás apoyando el trabajo de la moxa. Una vez que la moxa se haya apagado, debes dejar el aplicador un poco más, hasta que esté frío. Tapar luego el ombligo con una gasa sellada con esparadrapo, y decirle al paciente que en casa se quite la sal y se vuelva a poner la gasa hasta la mañana siguiente, para conservar en el ombligo la resina amarillenta y que siga actuando…

Que no se lave con jabón una vez que se quite la gasa. La marca anaranjada de la moxa permanecerá unos días. Seguir con este protocolo durante dos o tres sesiones si hace falta.

Agradezco desde estas líneas, esta valiosa información que tanto está sosteniendo mi práctica al que ha sido mi profesor de moxación, Héctor Cocoma, acupuntor y profesor de Medicina Tradicional China. 

Una última nota: como Roma fue considerada en la antigüedad caput mundi, Jerusalén fue el omphalos del mundo, dos imágenes especulares donde el poder tanto económico como espiritual explayó toda su luz y toda su sombra, cuya historia sigue hasta llegar a nuestros días. 

Texto: Marina De Franceschi 

Foto: Blaubut Edition