Silencio y Palabras en el Shiatsu

Foto Jerome Behuet

Silencio y Palabras en el Shiatsu

Así como soy tejedora de palabras, también soy buscadora de silencios con conexión. Unas veces siento la necesidad de ser una defensora de las palabras, y otras del silencio… 

En un artículo del número 126 de SSJ, Teresa Handland describe tres tipos de encuentro en Shiatsu: el “Tratamiento”, donde el profesional cumple las características del modelo médico, estableciendo una relación de fuerzas desigual y adoptando una posición de “experto”; la “Sesión”, que se describe como más igualitaria, con el profesional más como un facilitador que como un reparador; y la “Lección”, donde el profesional toma el papel de profesor sabio. 

En las descripciones de Teresa, en el “Tratamiento” el trabajo se hace principalmente en silencio. En los otros dos tipos de encuentro hay un diálogo durante el trabajo. Me gustaría fijarme especialmente en una frase: “Si los problemas que el cliente presenta son el resultado de patrones mantenidos desde hace tiempo, los modos de relación más interactivos (la Sesión o la Lección) tendrán más éxito que el Tratamiento”. 

Estoy segura de que los estilos de Shiatsu que incluyen hablar durante el trabajo pueden ser muy útiles para trabajar con problemas de larga duración y asentados profundamente. Sin embargo, creo que el trabajo que tiene lugar en silencio también puede funcionar con este tipo de problemas. Desde luego ésa es mi experiencia con mis clientes; y también recuerdo el trabajo de aproximación a traumas profundos que aprendí de Cliff Andrews. 

Me gustaría desenmarañar los siguientes puntos: 

1. Relación de fuerzas (¿hasta qué punto el profesional quiere ser un sabio experto?) 

2. La cantidad de conversación y de silencio entre el cliente y el profesional durante el Shiatsu 

3. La forma de satisfacer tanto la mente como el todo energético 

1. Relación de fuerzas 

Como profesionales, necesitamos prestar atención al tipo de relación que estamos estableciendo con nuestros clientes a través de nuestras conversaciones. El tipo de relación que me gustaría favorecer sería fortalecedora, colaborativa y que diera al cliente espacio de sobra para fijar el “orden del día” y retarme. También necesitamos poner en uso nuestro conocimiento, experiencia y sabiduría. A veces necesitamos retar a nuestros clientes (por ejemplo cuando un cliente llega hablando de su cansancio, pero dice que no es capaz de sentarse cinco minutos en todo el día, tiene que haber un reto por nuestra parte, dentro del más amplio marco de colaboración). Con algunos clientes tengo un contrato que incluye una respuesta “experta” (por ejemplo, para un cliente con un diagnóstico de desorden bipolar, advertirle si parece que está empezando un episodio maniaco o depresivo). 

Estoy de acuerdo con Teresa en que el tipo de conversación que establecemos al principio de la sesión define el tono de la relación y, por tanto, el trabajo energético que se experimentará durante la sesión. 

Foto: Birger Strahl

Foto: Birger Strahl

2. Charla y silencio durante el trabajo 

No estoy segura de por qué Teresa relaciona trabajar en silencio con adoptar una posición de “experto”, con establecer una relación de fuerzas desigual, o con adoptar un enfoque de modelo médico. La verdad es que no puedo recordar muchos encuentros médicos que hayan implicado sentarse en silencio con alguien… 

Repasando mis muchas experiencias como receptora de Shiatsu y otras formas de trabajo corporal, no diría que mis experiencias más profundas de colaboración hayan sido en las sesiones con más palabras. Entrar en un espacio sin palabras, para mí, permite una flexibilidad y una gama más amplias en mis respuestas energéticas. Recuerdo mi primera sesión de Shiatsu con Kate Burford, en 1995; entramos en una conexión energética potente, trabajando con una profundidad física y emocional. No fue una relación con una sensación de diferencia de fuerzas, y ella desde luego que no adoptó un modelo médico o una posición de experta. Después de la sesión hablamos sobre el trabajo que había hecho en mis caderas; le dije lo que había experimentado y ella dijo: “Me preguntaba qué estaba pasando ahí”… 

Igualmente, como investigadora en psicoterapia, he escuchado y analizado bastantes sesiones de psicoterapia, dirigidas por una amplia gama de terapeutas. No catalogaría las sesiones de psicoterapia como más equilibradas en cuanto a relación de fuerzas que las sesiones de Shiatsu (probablemente diría que lo contrario sí es cierto, aunque hay una gran gama dentro de cada modalidad). 

Vivimos en una cultura en la que la gente dedica muy poco tiempo a estar en silencio, particularmente en las relaciones con otras personas. Esto es algo precioso que la gente puede experimentar en una sesión de Shiatsu. El silencio durante el trabajo no debería equipararse con una falta de comunicación. En un espacio de silencio podemos estar mejor situados para sintonizar y responder a nuestros clientes a nivel energético. Nuestras respuestas pueden ser a través de nuestro tacto y de nuestra comunicación energética, puede que no necesitemos traducirlas en palabras. De hecho, yo diría que aspectos del cliente que generalmente no se expresan, pueden atenderse más fácilmente en silencio (aunque puede que algunos profesionales conozcan formas de conectar también por medio del habla). Pueden atenderse aspectos de la naturaleza del cliente que evita o son difíciles de expresar, incluyendo el remordimiento, la pena, la vergüenza, o las ambiciones o las cosas sin importancia que todavía no se han integrado en su ser. 

3. Relacionando el trabajo manual con las necesidades de la mente 

Necesitamos prestar atención a cómo hablamos a los clientes para que puedan percibir lo que está pasando en la sesión (¿qué historia se están contando de lo que está pasando?). Creo que esta conexión con su narración mental ayuda a evitar que cuando su mente perciba como desconocido un camino nuevo tire de todo el sistema energético hacia patrones antiguos. Para mí esta charla cae en la parte del trabajo de después de la sesión. Hemos salido de nuestro espacio de silencio y cada uno tiene la oportunidad de contar lo que ha sentido o lo que ha pensado que estaba pasando. 

Puede ser básicamente una discusión sobre el trabajo físico que hemos estado haciendo (por ejemplo: “He estado trabajando tus caderas, estaban bastante desalineadas, pero han respondido al Shiatsu. Tu cerebro no se habrá acostumbrado a los cambios todavía, así que si sientes una pierna más larga, es buena señal, no te preocupes ni intentes cambiar tu postura, porque la sensación es normal”. Pueden usarse conceptos de Medicina o Filosofía China (por ejemplo: “El patrón de síntomas que me has descrito suena a Deficiencia de Yin (aquí le daría más información). Este patrón significa que te cuesta parar y darte cuenta de lo cansado que estás. Así que si te sientes  cansado, es bueno, te ayudará a descansar y a reponer tus reservas profundas de energía”). O podría implicar hablar de cómo se relacionan los aspectos emocionales con el trabajo que hemos estado haciendo (por ejemplo: “Me pregunto si alguno de los síntomas que has descrito tienen que ver en parte con el hecho de que estás guardando luto a tu madre. A veces después de un tratamiento puedes estar un poco más sensible, porque estás conectando con las cosas y procesándolas con más profundidad. No te preocupes, pasará, y podemos volver a trabajarlo la próxima vez”). 

Para hacer nuestros tratamientos de Shiatsu más profundos, espero que podamos ver el silencio como un vehículo activo para nuestra comunicación y nuestra relación con los clientes. Caer en el silencio nos conecta profundamente con nuestra naturaleza Yin, que me parece algo muy necesario en nuestra cultura moderna. 

Texto por: Hannah Mackay (MRSS)

Traducción: Carlos Utril